miércoles, 26 de marzo de 2014

Breve Historia del Vino en México.




Este blog es una práctica del curso que estamos tomando, (mi hija y yo), en el CECATI 99.

Desde hace muchos años, aproximadamente 30, le tome gusto al vino, sobre todo al tinto, no se mucho sobre los tipos de uva, como oxigenarlo, en que copa tomarlo, etc. Pero en ocasiones me he apoyado con personas que saben del tema, creo que les llaman “sommeliers”, he ido a los almacenes Liverpool, y el personal que está encargada de orientar a los clientes, me han hecho el favor de resolver algunas dudas sobre el tipo de vino que debo comprar, de acuerdo a mi bolsillo. Sobre todo me orientan en la manera que se debe empezar  a apreciar el vino,  apreciarlo con todos los sentidos, sobre todo el olfato y el gusto.




Me recomendaron empezar con vinos jóvenes y ligeros, no caros, para  iniciarme en la apreciación del vino.



Entre algunas otras cosas que me enseñaron fue que los vinos nacionales no les piden nada a los extranjeros, en calidad sabor y precio.

Como mencione anteriormente, cuando empecé a tomar vino, lo hice con uno muy popular en ese entonces “Padre Kino” de casa Domecq,  después descubrí unos españoles y chilenos baratos y ligeros, que tenían buen sabor. Al comprar alguno de estos vinos no me fijaba en el tipo de uva o el tiempo de añejamiento, para ser sincero solo me fijaba en el precio, al paso del tiempo empecé a interesarme en la gran variedad de uvas de uvas, de las cuales no imaginaba que existen. En la actualidad no conozco muchas,  me gusta el vino hecho con uva Cabernet Sauvignon, Merlot, Shiraz  y vinos hechos con mezclas de algunas de ellas. Como el vino Monteviña de Casa Madero (combinación de cabernet con merlot), de los vinos jóvenes, para mi gusto Exquisito. Otro muy sabroso es el Shiraz de la casa L.A. Cetto, o el Rubí y el varietal de La Redonda, estos solo son algunos de los vinos Nacionales que me gustan. Hay 2 vinos españoles que  tomo a menudo uno se llama Estreliña y el otro  Castillo de Liria.  







En este blog voy a tratar sobre la historia del vino en México, es un muy breve recorrido sobre el tema, para este trabajo, me apoye en un artículo de “México Desconocido”, escrito por Miguel Guzmán.

¿Sabías que México fue el primer país de América donde se comenzó a cultivar la Vitis vinífera?



Los griegos llevaron la vid a la península ibérica hace aproximadamente 2700 años y de España el cultivo se propagaría a América a partir de 1492, ya que los navíos que se dirigían al Nuevo Mundo llevaban cantidades importantes de barricas con vino, que los españoles incluían en su dieta cotidiana.

Era necesario e imprescindible para la tripulación, gentes de armas y colonizadores que tomaban parte en las mismas, pues el vino se consumía como alimento, como medicina y como reparador de fuerzas.

Un renglón muy importante que motivó la difusión de las viñas en suelo americano, fue que los misioneros necesitaban del vino para la celebración de la misa. A los infatigables frailes de las diversas órdenes religiosas corresponde el mérito de haber sido impulsores de la vitivinicultura en las colonias españolas de América.

Juan de Grijalva es considerado el primer europeo que bebió vino acompañado de varios señores aztecas en tierras que hoy llevan el nombre de México.

Algunas referencias bibliográficas mencionan que el 24 de junio de 1517 se bebió vino por primera vez en México, en una comida ofrecida por Juan de Grijalva a cinco enviados del monarca azteca.

En un texto periodístico de 1992, publicado en Revista de Revistas, Jorge Laso de la Vega menciona que “La Nueva España se convirtió en el principal destino para los vinos y licores de la península ibérica. Tan sólo durante el gobierno de Cortés dieciséis barcos hispanos llegaban cada año procedentes de Cádiz cargados hasta las bordas con Jerez y licores  de Sevilla... Se ha establecido con certeza que no menos de cincuenta navíos de alto bordo, cargados con toneles de vinos arribaban cada año a la Villa Rica de la Veracruz, además de las dieciséis embarcaciones de Cádiz”.

En América, y sobre todo en las tierras llamadas la Nueva España, los colonizadores encontraron uvas silvestres, diferentes de la Vitis vinífera europea, la especie apropiada para producir vinos de grato sabor. En las Indias Occidentales había especies diferentes del género Vitis, como la Vitis rupestris, Vitis labrusca, Vitis berlandieri, con las cuales se elaboraban vinos en los primeros tiempos del periodo colonial, ásperos y muy poco gratos al paladar.

Corresponde a Hernán Cortés el mérito de haber sido el primer promotor del cultivo de la Vitis vinífera en México, el primer país del continente americano donde comenzó a ser cultivada la vid.

Resulta admirable advertir el método empleado por los españoles para hacer de la profusión de vides silvestres el cultivo de la Vitis vinífera. Es evidente que sobre las cepas silvestres se procedió a injertar las vides españolas.



 Por ello el juicio de Luis Hidalgo es certero al afirmar: “Es indudable la gran visión de Hernán Cortés al llegar a establecer, en el año 1524, la injertación de la Vitis vinífera como práctica vitícola, cuando ello no se realizaba en el resto del mundo, con más de 350 años de anticipación a cuanto la mencionada práctica se hizo necesaria en el cultivo de la vid”.

Si bien se carece de información fidedigna respecto de los lugares donde fueron sembrados los primeros viñedos en la Nueva España, a partir del decreto firmado por Cortés en 1524, se tiene conocimiento que el cultivo de la vid se propagó a Puebla, Michoacán, Guanajuato, Querétaro y Oaxaca. Más tarde fue llevado a tierras de las provincias de Nueva Galicia, Nueva Vizcaya, Nueva Extremadura y Baja California.

Hacia 1531 el emperador Carlos I de España y V de Alemania ordenó que todos los navíos con destino a las Indias llevasen “plantas de viñas y olivos”, pues se consideraba conveniente que los viñedos y olivares se multiplicasen por doquier en la extensa superficie de las colonias hispanas en América. Por esta razón se mostraba muy prometedor el cultivo de la vid en la Nueva España. De tal modo los viñedos crecieron en torno a los conventos en forma semejante como había ocurrido en Europa siglos atrás. La Misión de Santa María de las Parras, en tierras de la Nueva Extremadura, la fundó, en 1568, fray Pedro de Escobedo, pero debido a la belicosidad de los aborígenes de esa región fue abandonada. Lorenzo García llegó a este lugar a finales de 1592 y logró establecerse en lo que actualmente es la Hacienda de San Lorenzo.  El 18 de agosto de 1597 fundó las bodegas de San Lorenzo, las más antiguas del continente americano, que hoy llevan el nombre de Casa Madero.



Misioneros en Baja California

Fueron los misioneros jesuitas quienes llevaron el cultivo de la vid a tierras bajacalifornianas a finales del siglo XVII. Fray Juan de Ugarte trasladó plantas de Vitis vinifera a la Misión de San Javier en los primeros años del siglo XVIII y desde allí los religiosos difundieron esta actividad agrícola hacía en norte, donde fundaron ocho misiones. En el año 1767 los jesuitas fueron expulsados de los territorios hispanos en América merced a una orden del rey Carlos III. Al frente de esos recintos religiosos quedaron los monjes franciscanos, quienes al mismo tiempo que promovían el evangelio cristiano, difundían el cultivo de la vid y elaboraban vino.

Miguel Hidalgo y Costilla, promovió la vitivinicultura en Guanajuato. Durante su gestión como párroco de Dolores, de 1803 a 1810, fomentó el cultivo de la vid, así como la producción de vino. Cuando Agustín Iturbide fue emperador de México trató de fomentar la industria vitivinícola nacional, para lo cual en 1824 , ordenó que se aplicasen impuestos hasta de 35% a los vinos importados como una forma de estimular la producción en México. En 1843 Antonio López de Santa Anna, atendiendo las recomendaciones de Lucas Alamán, ministro en su gabinete, fundó la Escuela Nacional de Agricultura en Chapingo, desde donde se procuró favorecer la difusión de  viñedos en territorio nacional.

En 1870 se fundó la Bodega de San Luis Rey en la población de San Luis de la Paz, Guanajuato. Las Bodegas de Santo Tomás se remontan a 1888 y fueron establecidas en el sitio donde se fundó la Misión de Santo Tomás de Aquino. Y en 1907 un grupo de familias venidas de Rusia se asentaron en un predio de la ex Misión de Guadalupe, y allí sembraron trigo para después cambiarlo por vides. Éstos fueron los iniciadores de la producción de vino en el Valle de Guadalupe, ubicado a corta distancia de Ensenada, lugar donde se elaboran algunos de los mejores vinos de México. Así como los  producidos en los valles de Parras y  Tequisquiapan, Qro.


 



El auge de la vitivinicultura nacional, se dio a partir de la década de los 30’s. En esos años, el presidente  Abelardo L. Rodríguez, compró las Bodegas de Santo Tomás e instaló en la ciudad de Ensenada una planta vinificadora. En 1936 se establece la Vinícola Regional y un italiano llegado a México, Angelo Cetto, comienza a elaborar vinos de calidad en el Valle de Guadalupe.



 Actualmente la industria vitivinícola mexicana después de haber sorteado infinidad de obstáculos y  vicisitudes ha logrado consolidarse como una de las mejores del mundo. La elegancia y exquisitez de estos vinos  son reconocidas a nivel nacional  internacional. Las numerosas medallas de oro, plata y bronce obtenidas en concursos internacionales por Casa Madero, L. A. Cetto, Bodegas Santo Tomás, Monte Xanic y Domecq, entre otras, constituyen el mejor   reconocimiento a los vinos Mexicanos.



Buen provecho y salud!